20 de diciembre de 2009

El claro de luna

Nadie sabe jugar como tú, nadie jugó conmigo como tú lo hiciste. Tus ojos saben bailar al son de mis sentidos, tu boca sonríe cuando es preciso, y tu piel luminosa es el territorio donde mis manos siempre quisieron reposar. ¿Recuerdas aquel principio, cuando durante unas semanas mi mano se quedó contigo? Ella viajaba por tu cuerpo, se enredaba en tu pelo, sorprendida se quedaba merodeando en la suavidad de tu cuello, y luego describía la curva de tus hombros, la conmoción de tu pechos; y tras navegar por tu cintura mis manos se dejaban caer por tus caderas perfectas, por tus piernas de ángel, para subir después hasta tu vientre para rozar el cielo. Sí, mi mano prestada, mientras yo aguardaba sin prisa el día en que podría conocerte.

Imagen0028 Hoy, sin ti las palabras de amor intentan huir de mis labios, y mis dedos se detienen constantemente a buscarlas sin encontrar demasiadas veces otra cosa que tu ausencia. Las horas apenas duran unos minutos, y miran tristes al pasado en el que solían transcurrir infinitas y emocionantes. Nuestro rumbo rezaba en los mapas del extravío, en los planos secretos de los laberintos, en los jardines intrincados de oscuros ciclamores y naranjos fragantes, más allá de todo lo demás, en un reino de caricias rodeado de murallas melancólicas. Pero el mar cubrió nuestro reino, anegó las veredas, sepultó las catalpas y sus hojas gigantes y sus flores coquetas, o esas otras prehistóricas del magnolio y el tronco mullido donde aquel caballero fue a descansar, atraído por el susurro de tus alas. El agua cubrió voraz los huecos y escondrijos donde los mensajeros dejaban nuestros besos envueltos en hojas de parra, atados con la hiedra de nuestros corazones, besos aún más valiosos cuanto que habían nacido en el tráfago ruidoso de nuestras vidas. El mar y su sal se hicieron con nuestro bosque, y mis dedos no pueden encontrar ahora las palabras para definir una mirada tuya, un amanecer en tu abrazo.

La noche, el claro de luna, la hora de las hadas…

28 de noviembre de 2009

Imaginando a Neruda

El silencio es un océano callado, donde el vuelo de una gaviota o una tormenta furiosa escriben los detalles de la armonía y de la catástrofe. El océano oculta en su vientre azul un bosque que nunca perderá sus caminos, sus árboles entrelazados, sus escondites hoy paralizados, por los que los peces tienen miedo de pasar. No hay vida en el bosque bajo el mar. Ese eco que diríase poema de Neruda sólo es el rumor de la corriente, el reflejo desvaído del pasado en el espejo de las aguas compasivas.

Sin embargo, añoro tus pechos de pan y tus manos hábiles en el amor, y aún noto el roce inquietante de tantas aventuras sobre mi piel que languidece. Yo mismo propongo el poema de Neruda:
Amor, nada soy,
y sin ti soy lo que me faltas,
la ola salada de tu lengua,
el viento rabioso de tus ojos,
tu olor de secreto soberbio y
la selva exuberante de tu risa.
Nada soy, amor,
y sin ti soy lo que inspiras
ahí lejos, donde mis pies
amargos apenas llegan.
Amor, nada soy,
y sin ti…




9 de noviembre de 2009

El silencio

¿Oyes el silencio? Sí, en mis oídos resuena atronador: un silencio que quizás viene para quedarse. Cualquiera sabe distinguir un adiós sincero de otro lance más del juego, porque el adiós de veras se reconoce por esa nube de alivio que asciende y puede verse a simple vista… Ya sabía que las hadas también caminan, que no se confinan a un solo bosque, que van y vienen de la fábula a la realidad con extraordinaria soltura. Y es que casi todo fue profetizado por aquel pobre caballero, que con todo nunca llegó a ser sabio. No sería digno de ser caballero si cayera en fáciles reproches, si se dejara llevar por la tristeza y creyera que lo real, tu vida y los pasos que das por ella gozan de más solidez que tus travesuras. Hay otros bosques, hay otros espejismos, otros delirios que se adueñan del tacto de tus manos, y bien. ¿Acaso podría, querría yo competir por un sueño? Los sueños aparecen sin aviso previo, son gratuitos, no se lucha por ellos, sólo se abre uno como un valle para que sus aguas impacientes refresquen tu garganta… La bella impaciente, el agua impaciente, el sueño impaciente… pero el silencio, el ensordecedor silencio.

1 de octubre de 2009

Historia universal

La melancolía rebosa de delicias inútiles, de momentos fugaces, de menudencias sin cuento. Con ella ante mis ojos cualquier mínimo movimiento se convierte en una historia universal. Así esta mirada, así esa oportunidad, así aquella inesperada caricia...

1 de septiembre de 2009

La tierra y el deseo

Miradas Nadando en la penumbra nerviosa del bar, entre el ruido envolvente de las voces y la música, sorteando a los grupos que se agitan entre nosotros, la mujer me dirige sus miradas y las cruza eléctricamente con las mías. Es el viejo juego de la fantasía, pero luego todo se diluye en la noche, y entonces pienso en cuánto desperdicio de miradas, cuanta pasión derretida, cuántas oportunidades malgastadas de convertirnos en objetos de pasión, dejando escapar esas pocas virtudes que dan fe de nuestra perdida infancia, esos moribundos adornos que aún nos mantienen pegados a la tierra y al deseo.

26 de agosto de 2009

La danza perfecta

DSC04387Una orquesta se desliza acariciando sus caderas. Son las tres y media de la mañana, y en mi cabeza se desvive la memoria. Secretos, moradas prohibidas, duetos de amor y besos, la música de sus adentros. Sus ojos se encogen coquetos y una luz especial ilumina la habitación. Dientecitos de algodón, torso de violín, sonrisas que traen vientos al bosque dormido. Surcamos el mundo enredados en la danza perfecta de nuestro deseo, y me quedo prendado de la manchita de su nariz; la cubro con mis labios, que vienen del desierto y encuentran el oasis de su existencia...

28 de julio de 2009

Reflejos…

El Palmar El mar es tan sólo el reflejo de tu recuerdo en mi desconsuelo…

26 de junio de 2009

La noche eterna de nuestro amor

LOS AIRES, EL CABELLO

Para venir a ti:

llegar hasta la loma

y olerte los cabellos,

donde el sol ya se puso

y cruzaron los aires.

Yaces ahora en penumbra

quieta,

            negando el tiempo

y los pasos suaves de la muerte.

¿Y el sol?

Más allá de los cerros.

¿Y el viento?

                     Susurrando en el valle.

(Francisco Álvarez Velasco, Noche)

Mis primeros discos de música clásica los compré en una tienda de electrodomésticos de San Fernando, hace muchísimos años. Uno de ellos era la historia de Scheherezade, de Rimsky-Korsakoff. Ni siquiera entonces, con aquella juvenil imaginación, rebosante y dolorosa, me dio por relacionar aquellos sonidos con los cuentos de las mil y una noches, pero sí recuerdo que, con los primeros compases de la Balada, entraba sin tardar en una región extraña, misteriosa, de pasajes iluminados por luces inexplicables, recodos que guardaban sorpresas cercanas a mi corazón libre.

Hoy escucho esta música al calor de tu recuerdo, a la luz de tus ojos, sobre el mullido pesar de mi nostalgia, y sin tardar un instante volaría a tu lado para abrazarte, para sentirte de nuevo cerca, para declararte con una sola mirada todo el amor que mi corazón ya no podrá nunca dejar de dedicarte. Son tantos los objetos delicados, tantas las risas infantiles, los arriesgados juegos, las aventuras inventadas, los besos inmortales... Todos llenan este pecho de barco a la deriva, salpicando de dolorosa alegría mi presente con sus aromas del pasado.

¿Estás ahí, mi niña? ¿Estáis ahí, mi Señora? El violín de vuestra voz acaricia con melancolía mis mejillas, y enjuga con su danza mis lágrimas. Sois, siempre seréis esa luz que me enseñó la puerta al extravío, el camino hacia mí mismo, y no puedo imaginar un futuro sin vos como no puedo imaginar un mundo sin aire. No sabría respirar sin saberos ahí, con vuestra sonrisa franca y valiente pintada en unos labios que espero besar mientras mis ojos se deleitan con los vuestros. ¿Estáis ahí, mi Señora? Los árboles mueren de desconsuelo tratando de borrar nuestras huellas con sus hojas marchitas, sin saber que así sólo hacen al Bosque más fértil y generoso, para que Vos y yo durmamos por los caminos, en los hermosos huecos de los árboles muertos, en la noche perpetua de nuestro amor. ¡Ah, mi Hada, cuánto os quiero!

25 de junio de 2009

Feliz cumpleaños

Mi amado caballero de corazón inagotable:

Aún no sé si debiera decirte tantas cosas... No sé si sabes que están tan hondo en mi pecho que cuando penetro en mí misma para buscar la respuesta a la pregunta ¿quién soy yo?, siempre te encuentro a ti, habitando solitario en el fondo, junto a todos mis tesoros.

Sir:

sombra_hadaTe echo tanto de menos..., estás tan lejano. Ni siquiera sé si tienes conciencia de cuánto te amo. Eres mucho más que un amor inolvidable. Tú eres la luz que permanece siempre al final del camino. Eres mucho más que un sueño o un bosque, eres... mi filosofía de vida, mi maestro. Eres quien más me ha querido en el mundo. Eres el guía incansable que alumbrará para siempre mi camino. De ti recibí el regalo más preciado al que puede aspirar una mujer: Taur. Ninguna otra mujer en el mundo posee un bosque salvaje, desconocido y enorme para ella sola. Nadie será nunca más protagonista de bellas historias inagotables.

Mi Nebulosa adorada...

Sé que nuestra historia de amor es para siempre. No me importa cómo percibas mi nombre, mi cara, mi olor hoy en tu corazón. Qué más da si me recuerdas o no, porque yo sé que toda esta lejanía forma parte de una etapa que se suma en el silencio para permitirnos vivir. No me importa. Esto, que hoy después de tanto te repito de nuevo, es amor que continúa latiendo con el paso de los años. Es un amor tranquilo, lento, que descansa en el lecho profundo del sueño. Amor viejo, resistente y para siempre.

20 de junio de 2009

Silencio

Un silencio florido, humedecido por los trinos de pájaros invisibles, se ha adueñado del Bosque. Criaturas livianas acechan sigilosas en la penumbra, y los caminos se desvanecen bajo un incontenible mar de plantas delicadas. Viejos sueños se deslíen en el frescor de la tarde eterna, en el aire calmo impregnado de aromas conmovedores. Las flores surgen oscuras, tristes de incomprensión, crujiendo inadvertidas en el silencio del Bosque. El Bosque, desnudo de sueños, demorado en el olvido, aguardando al pasado baldío…

29 de mayo de 2009

Sin pirata

El pirata embarcó esta tarde hacia lo desconocido, por el desierto azul, para callar de una vez. Estuve a punto de decirte que eras un oscuro agujero en mi amor, un vacío insuperable, pero hubiese sido una huida, lo de siempre. Hoy el pirata se portó bien, y por eso decidió largarse, porque ni para portarse mal sirve. ¿Qué sentido tiene la bondad de un pirata? Ahora no huye, sólo se marcha a ningún sitio, lejos de mí; se marcha en un barco que va dejando sobre las olas una estela de espuma triste…

21 de mayo de 2009

El deleite afligido de escribirte

La rueda del tiempo gira insensible, animada por su propia inercia. Me despierto indolente, consciente de los pasos que daré en el día, estipulado, sometido al ritmo cansino de la decencia. Y así transcurren los días…

Pero hay un instante de naufragio, un minuto de ojos abiertos, una nadería del reloj con océanos de tristeza. Y entonces tu mirada aparece en ese velo innecesario, en ese fondo de ruinas exquisitas, en ese laberinto de ternuras por el que pude perderme tantas, tantas veces. Y las entrañas me exigen el deleite afligido de escribirte, de verter aquí, en esta selva desierta, unas palabras improvisadas que nadie leerá. Grabar torpemente los nombres de mis miserias, a falta de tu piel, en el muro de la mismísima soledad, en un juego macabro, inconsolable, penoso… Sí, ahora, ahora mismo estoy tan cansado de vivir…

 

19 de mayo de 2009

Só tinha que ser com você

 

É, só eu sei, quanto amor eu guardei
Sem saber que era só pra você
É, só tinha que ser com você
Havia de ser pra você
Senão era mais uma dor
Senão não seria o amor
Aquele que a gente não vê
Amor que chegou para dar
O que ninguém deu pra você
Amor que chegou para dar
O que ninguém deu…

É, você que é feito de azul
Me deixa morar neste azul
Me deixa encontrar minha paz
Você que é bonito demais
Se ao menos pudesse saber
Que eu sempre fui só de você
Você sempre foi só de mim

É, você que é feito de azul
Me deixa morar neste azul
Me deixa encontrar minha paz
Você que é bonito demais
Se ao menos pudesse saber
Que eu sempre fui só de você
Você sempre foi só de mim
Que eu sempre fui só de você
Que você sempre foi só de mim…
Sí, sólo yo sé cuánto amor guardé
Sin saber que era sólo para ti.
Sí, tenía que ser sólo contigo,
Debía ser para ti.
Si no sería otro dolor,
Si no no sería el amor,
Aquel que la gente no ve
Amor que llegó para dar
Lo que nadie nunca te dio.
Amor que llegó para dar
Lo que nadie nunca…

Sí, tú que estás hecha de azul,
Me dejas morar en este azul,
Me dejas encontrar mi paz,
Tú, que eres tan hermosa
Si al menos pudieses saber
Que yo siempre fui sólo tuyo,
Tú fuiste siempre sólo mía.

Sí, tú que estás hecha de azul,
Me dejas morar en este azul,
Me dejas encontrar mi paz,
Tú, que eres tan hermosa
Si al menos pudieses saber
Que yo siempre fui sólo tuyo,
Tú fuiste siempre sólo mía,
Que yo siempre fui sólo tuyo,
Tú fuiste siempre sólo mía…

13 de abril de 2009

La certeza de vuestros ojos

Albert Joseph Moore - Lilies Entre Vos y yo no existe el pasado. Lo vivido lo llevamos pegado a nuestra piel, vistiéndonos de lo que somos. Los suspiros, las sonrisas, las lágrimas y los gemidos se adaptan a nuestra respiración como el crepúsculo al horizonte, como mis manos a vuestro cuerpo. Nada queda atrás porque todo está aquí, aquí bullendo en el movimiento de mi corazón, o en la danza de mis dedos mientras escriben. Me hicisteis crecer hasta el amor, fuisteis asombro para siempre, y por eso sois, sois sin descanso una luz que me acompaña en las dichas y los desconsuelos, en los delirios y las amarguras, y nada importan los silencios, nada los viajes que hagamos alejando vuestros labios de los míos, nada el mundo ante la certeza de vuestros ojos...

31 de marzo de 2009

Felicidades, Luna…

hughes - radiant moon detail

A nuestro lado pasaron bosques, selvas encantadas en las que nos perdimos mientras los demás veían asfalto y arena, calles y rutinas.

Piaguaje - Bosque

A nuestro lado surgieron mares rugientes, inmensos monstruos del amor que rompían contra acantilados en los que tú aguardabas las velas de mi bajel.

Turner- Snow Storm

A nuestro lado se encendieron noches  oscuras de besos, olorosas de locura y lechos,  noches de caricias y sueños.

Van Gogh - Noche estrellada

A nuestro lado rompieron  playas de seda, y vientos de hambre, el escenario de espuma donde tu risa cantaba alto, definitiva.

Sorolla - Antes del baño

A nuestro lado brotaron montes de azúcar, horizontes,  confines disueltos por nuestro amor sin fronteras, y el sol que jugaba entre las torres de encinas.

friedrich - woman in front of the setting sun

A nuestro lado siempre fue la luna,  tu luna, la luna que eres, la luna enorme y luminosa, la luna como símbolo de mis suspiros antiguos, tú, mi luna.

poynter - the vision of Endymion

Ahora descansamos en el invierno del bosque, pero  ahí está la luna, abriéndose paso entre las ramas nevadas, ahí estás tú, viviendo en el cielo de mis lentas verdades…

Remi van Haanen - A Moonlit Winter Landscape

grimshaw - spirit of the night

13 de febrero de 2009

La balsa

Taur azul, el mar latiendo bajo la balsa donde me adormezco. A la deriva sobre los grandes árboles del fondo, sobre el carnaval de todos esos pájaros que atravesaban con sus trinos libres la verde malla de vida. Flotando incapaz sobre todos esos rincones secretos, sobre las veredas de otros tiempos, sobre la luz que un día creaste con tu risa.

(George Dmitriev, Luna y mar)

Hoy navego, cabeceo solo rodeado de este desierto marino, sobre el lomo ondulante de un soberbio y susurrante animal que apenas se compadece de mí. Navego hacia ninguna parte. Todo se aleja, lejanía es la palabra, lejanía y silencio.

Vivir de los desastres de mi biblioteca, ausente de tus ojos y expatriado de mi propio corazón.


2 de febrero de 2009

La luz oscura de tu pecho

Hubieras sido la oscuridad del teatro, la intimidad del silencio tras el vendaval de la música, pero fuiste el roce imaginado, la supuesta sonrisa tierna que se mira y sobrentiende, otra vez la justa compañía imaginada. Todo aquel sonido que recalaba en mi descarnada paciencia, y que me alzaba sobre mis zapatos y los misterios, hubiera sido luz oscura de tu pecho, la señal de lo incomprensible, la suerte de mi miseria; pero sólo fue una maravilla, un adorable sueño sin ti.

19 de enero de 2009

Música ambiente

Música: Az hit , de György Kurtág (Jean-Guihen Queyras, violoncello)

5 de enero de 2009

Las puertas aquí tan cerca

Es como flotar en un mar calmo y desabrido, en un magma insustancial que al tocar mis labios trae el sabor del tiempo, del tiempo inexorable. Me refiero a vivir así, con tu recuerdo, con tantas puertas tras las que está tu voz y que permanecen cerradas sólo porque ni tú ni yo las abrimos. Pienso en tus manos, en la cercanía de tus caricias, en tus besos delicados, y se torna incomprensible este silencio... justo hasta que abro los ojos.

Debí estar poseído por algún misterioso hechizo cuando, al poco de conocernos, decidí escribir nuestra historia, y decidí escribirla entera. Se ha ido cumpliendo al pie de la letra. Luego hemos ido añadiéndole detalles, otras profecías menores que tampoco han fallado. Pienso ahora en aquella sensación, que aún sostengo, de que algún día seré yo quien te necesite sin esperanza de tenerte, quien piense en ti como un trocito inalcanzable de cielo. Algún día hubo entonces en que te necesité por encima del umbral de lo sano, pero fueron instantes que se diluyeron en el curso controlado de nuestros sueños. Mi manía por el control creo que quedó más que justificada, y sólo tú, en tus accesos adorables de locura, podrías seguir denostando esa salvaguarda contra la destrucción de nuestro cariño, de ese cariño que aún sigue ahí, sin mancha ni desmedro, si acaso dormido entre sábanas de silencio...

En esa historia ya me referí a este silencio, lo predije necesario, sobre todo necesario para ti. Te pienso acosada por dos sentimientos encontrados: el deseo infantil de volar, de perderte en la noche de los días, de experimentar ojos, de paladear improvisados versos, de soñar mientras unas manos asombradas delinean tu piel con el fuego de la pasión; y el deseo de paz, de integración, de acomodar tus días a las necesidades de tus hijas, de montarles el escenario adecuado donde todas las rutinas funcionen con precisión, donde el deber te descargue de esa inmensa tarea que es estar viva todos los días. Hay que reconocer que, tal vez por las circunstancias y la mala suerte, nuestro amor se quedó en tierra de nadie, sin satisfacer ninguno de esos deseos tuyos. Sobrevivimos unos meses dejándonos llevar por la nostalgia, por impulsos ocasionales, por pura incapacidad de mirar las estrechas y simples puertas que nos separan sin ceder al antojo de abrirlas. Y así pintamos encuentros extraños, vaporosos, indefinidos, donde nada fue como siempre, en los que flotaba un cierto incienso de despedida.

Por fin, nos decidimos al silencio. Ni los aniversarios ni los finales de año, ni los antojos ni la fragilidad de las puertas han sido motivo suficiente para que hablemos. Llevamos meses sin una sola palabra, y nuestras vidas corren hacia adelante sin detenerse. La mía se hunde en mis incongruencias, y la tuya no dudo que sigue llena de fuerza y de divergencias entrañablemente infantiles. Se diría que andamos alejándonos, pero yo sé que ya nunca más podremos estar lejos, aunque el silencio dure toda la eternidad.