13 de febrero de 2009

La balsa

Taur azul, el mar latiendo bajo la balsa donde me adormezco. A la deriva sobre los grandes árboles del fondo, sobre el carnaval de todos esos pájaros que atravesaban con sus trinos libres la verde malla de vida. Flotando incapaz sobre todos esos rincones secretos, sobre las veredas de otros tiempos, sobre la luz que un día creaste con tu risa.

(George Dmitriev, Luna y mar)

Hoy navego, cabeceo solo rodeado de este desierto marino, sobre el lomo ondulante de un soberbio y susurrante animal que apenas se compadece de mí. Navego hacia ninguna parte. Todo se aleja, lejanía es la palabra, lejanía y silencio.

Vivir de los desastres de mi biblioteca, ausente de tus ojos y expatriado de mi propio corazón.


2 de febrero de 2009

La luz oscura de tu pecho

Hubieras sido la oscuridad del teatro, la intimidad del silencio tras el vendaval de la música, pero fuiste el roce imaginado, la supuesta sonrisa tierna que se mira y sobrentiende, otra vez la justa compañía imaginada. Todo aquel sonido que recalaba en mi descarnada paciencia, y que me alzaba sobre mis zapatos y los misterios, hubiera sido luz oscura de tu pecho, la señal de lo incomprensible, la suerte de mi miseria; pero sólo fue una maravilla, un adorable sueño sin ti.