21 de mayo de 2009

El deleite afligido de escribirte

La rueda del tiempo gira insensible, animada por su propia inercia. Me despierto indolente, consciente de los pasos que daré en el día, estipulado, sometido al ritmo cansino de la decencia. Y así transcurren los días…

Pero hay un instante de naufragio, un minuto de ojos abiertos, una nadería del reloj con océanos de tristeza. Y entonces tu mirada aparece en ese velo innecesario, en ese fondo de ruinas exquisitas, en ese laberinto de ternuras por el que pude perderme tantas, tantas veces. Y las entrañas me exigen el deleite afligido de escribirte, de verter aquí, en esta selva desierta, unas palabras improvisadas que nadie leerá. Grabar torpemente los nombres de mis miserias, a falta de tu piel, en el muro de la mismísima soledad, en un juego macabro, inconsolable, penoso… Sí, ahora, ahora mismo estoy tan cansado de vivir…