13 de julio de 2012

La nostalgia y la felicidad

La niña bonita

¿Qué es esta indefinible añoranza? ¿Qué se infundió en mi alma al escuchar todas estas músicas que se quedaron definitivamente prendidas en tus ropas, en tu piel? ¿Qué es este sentimiento dulce y doloroso que te trae, rodeada de carreteras, de sal, de habitaciones, de risas, besos, madrugadas y esos juegos tuyos que me acariciaron tan dentro? ¿Qué es esto que invade mi pecho y dibuja en él una aterciopelada angustia, mientras el deseo de tenerte lo llena de pronto todo?

Cádiz, Jerez, Jédula, El Puerto, Chiclana, Sevilla, Benamahoma, El Cuervo, tantos sitios donde florecieron tus ojos mientras yo los miraba… Hay una nostalgia sin retorno, la nostalgia de tus manos, de tu boca de hambre, de tus dientecitos sabrosos, de tu luz poderosa, de esa mirada tuya que hacía sucumbir al universo para levantar sobre sus escombros palacios y latidos dignos de mi pobre corazón.

Sí, saber que nunca más te apretarán estos brazos, que estas manos mías envejecerán sin presentir de nuevo la aventura de tu cuerpo, que jamás mi tarde volverá a derretirse en las sombras vivas de tu amor, en el fascinante azar de tus caprichos. Saber que nunca más tus dedos rociarán mi vientre con estrellas, que no seré ya el afortunado blanco de tus besos, que el futuro indiferente disolverá este amor obstinado, este amor mío que sueña ingenuo con ser eterno. Saber de tu felicidad y sentir la atroz alegría de no hallarte…