15 de noviembre de 2008

Manzanas

Pelo una manzana, y con el sencillo ejercicio veo a mi madre. Era como si ella quisiera conservar con las manzanas que me servía esa dulce sensación de cuidar a su niño. Nunca, hasta que murió, supe reconocer el amor puro e inocente que sintió por nosotros, sus hijos.

Tocar, mi hada, sabes que tocar es vivir. Sólo podemos soportar la vida tocándonos, palpando el presente desnudo, alejados sin premeditación del pensamiento y la deducción. Sólo habrá futuro, o mejor, sólo habrá presente si nos dejamos llevar por la brisa de los días, por los dolores y las efímeras alegrías, por el baile de caprichos sólo afinados por esa agradable dosis de cortesía que brota natural de nuestro corazón extraviado.

A mi madre la toqué tan poco… Y yo ahora, tal vez, me acerque por la puerta de atrás a aquel presente esquivo, al futuro tan elemental, tan triste…