17 de noviembre de 2008

Estar en el mundo


De alguna manera, no tenerte me hunde en mis responsabilidades. Cuando visitaba ocasionalmente tu paraíso de juego e imprudencia me sentía más fuerte ante mis días, pero al fin y al cabo me encontraba muy lejos de ellos, aliviado siempre por tus besos, alterado sin remedio por el dulzor de tus locuras. Ahora, en estos tiempos en que Taur se hundió en el seno de un mar que lo aguardaba, puedo palpar los hilos más sencillos de la existencia, atender a las señales más básicas, estar en el mundo donde todos moriremos.