RODOLFO
O soave fanciulla, (¡Oh, tierna niña! )
o dolce viso (¡Dulce carita de bondad)
di mite circonfuso alba lunar (arropada por la luz de la luna!)
in te, vivo ravviso il sogno (Tú eres el sueño)
ch'io vorrei sempre sognar! (que siempre quise soñar!)
MIMÌ
(Mimì commossa) (Muy conmovida)
Ah, tu sol comandi, (¡Ah! ¡Todo lo que tú quieras,)
amor...! (amor...!)
RODOLFO
(cingendo con le braccia Mimì) (Estrechándola entre sus brazos)
Fremon già nell'anima (Tiembla mi alma,)
le dolcezze estreme. (por una extrema dulzura.)
MIMÌ
(quasi abbandonandosi) (Casi abandonándose a él)
Oh! come dolci scendono (¡Oh! ¡Cuán dulces penetran)
le sue lusinghe al core... (tus palabras en mi corazón!...)
tu sol comandi, amore!... (¡Amor, sólo mandas tú!...)
RODOLFO
Nel bacio freme amor! (¡En mi beso palpita el amor...!)
(Bacia. Mimì) (Besa a Mimì)
MIMÌ
(svincolandosi) (Desasiéndose)
No, per pietà! (¡No, por caridad!)
RODOLFO
Sei mia! (¡Eres mía!)
MIMÌ
V'aspettan gli amici... (Le esperan sus amigos...)
RODOLFO
Già mi mandi via? (¿Quieres que me vaya?)
MIMÌ
(titubante) (Titubeando)
Vorrei dir... (Quería decir...,)
ma non oso... (pero no me atrevo...)
RODOLFO
(con gentilezza) (Con cortesía)
Di'. (Dilo.)
MIMÌ
(con graziosa furberia) (Con una graciosa sonrisa pícara)
Se venissi con voi? (Y...¿si fuese con vosotros?)
RODOLFO
(sorpreso) (Sorprendido)
Che?... Mimì? (¿Qué? ¡Mimí!)
(insinuante)
Sarebbe così dolce restar qui... (Sería tan dulce quedarse aquí...)
C'è freddo fuori. (Hace frío ahí fuera)
MIMÌ
(con grande abbandono) (Con sentimiento)
Vi starò vicina!... (Estaré a tu lado…)
RODOLFO
(Aiuta amorosamente Mimì a mettersi lo scialle) (Amorosamente, ayuda a Mimí a ponerse el chal)
E al ritorno? (Y, ¿a la vuelta?)
MIMÌ
(maliziosa) (Maliciosa)
Curioso! (¡Qué curioso!)
RODOLFO
Dammi il braccio, mia piccina. (Dame tu brazo, pequeñita mía...)
MIMÌ
(Dà il braccio a Rodolfo.) (Da el brazo a Rodolfo)
Obbedisco, signor! (¡Le obedezco, señor!)
(S'avviano sottobraccio alla porta d'uscita.) (Se van hacia la puerta tomados del brazo)
RODOLFO
Che m'ami di'... (Que me amas... dímelo...)
MIMÌ
(con abbandono) (Entusiasmada)
Io t'amo! (¡Yo, te amo...!)
(Escono) (Se van)
RODOLFO , MIMÌ
Amor! Amor! Amor! (¡Amor! ¡Amor! ¡Amor!)
(Tomado de Kareol, http://www.terra.es/personal/ealmagro/boheme/acto1.htm)
27 de diciembre de 2008
El hechizo de la luna
17 de diciembre de 2008
Lágrima de aire
No, no tengo nadie a quien contarle. Me siento tan solo, asfixiado en una dulce trampa de incomprensión. Incluso a ti debo hablarte en silencio, callando lo que digo, demorando quién sabe si eternamente este falso alivio de contarle a tu sólida ausencia. A nadie puedo decirle, y nadie podría hacer nada por mí ni por el fin de mis pesares. Ella se encuentra a años luz de mis laberintos, y mis hijos son las cavidades de mi corazón, que a la vez me permiten vivir y me condenan a hacerlo.
El cansancio me abruma demasiado como para desmenuzarte el problema, como para volver a dibujar los detalles abstrusos de esta historia. Nadie puede escapar de su pasado, tal vez sólo suavizarlo, y ella no es diferente.
Cada día me cuesta más trabajo escribir…
Coincidencias
Nuestra vida no tenía adentros. Estábamos afuera y éramos otros. Nos desconocíamos, como si hubiéramos aparecido a nuestras almas después de un viaje a través de los sueños…
(…)
Vivimos allí un tiempo que no sabía transcurrir, un espacio que nadie podría imaginar cómo medir.
(…)
Desengañémonos, amor mío, de la vida y sus modos. Huyamos de ser nosotros… No saquemos del dedo el anillo mágico que llama, al moverlo, a las hadas del silencio y a los elfos de la sombra y a los gnomos del olvido…
(…)
Nuestra vida era toda la vida… Nuestro amor era el perfume del amor… Vivíamos horas imposibles, llenas de ser nosotros… Y esto porque sabíamos, con toda la carne de nuestra carne, que no éramos una realidad…
(…)
Acabaron de arder, amor mío, en el hogar de nuestra vida, los troncos de nuestros sueños…
(En la floresta de la enajenación, en el Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa)
Muerto agradecido
José Antonio me hablaba de ellos continuamente, pero yo los rechazaba por blandos. Tengo que contártelo a ti, o a tu fantasma, porque ahora no tengo nadie a quien contárselo. El otro día los volví a escuchar en el coche, no recuerdo bien dónde iba, y si tuviera ahora a José Antonio delante le reconocería, por enésima vez, su buen gusto en música, y le estaría tan agradecido, como ese muerto de la historia, por haberme hecho tanto bien. Además, en tu risa, en tus gestos, encontré tantas veces los suyos, como si hubieses venido a cumplir mi destino… Otro más de tus embrujos.
Necesitaba contárselo a alguien, pero no tengo a quién, y estando tú ahí, silenciosa como la noche…
15 de diciembre de 2008
11 de diciembre de 2008
Fisiología del descanso
También por la tarde había comenzado a leer un manual de fisiología. Ah, la fisiología fue mi gran gusto cuando estudiaba medicina: indagar en la apasionante maquinaria corporal hasta lo microscópico, observar cómo todos esos mecanismos y esas sustancias, yendo de acá para allá, cuidaban de las células, que a su vez trabajaban afanosas cumpliendo labores inteligentísimas, y siempre con el peligro de sucumbir a los desequilibrios de los sistemas de control, de caer en algún proceso de retroalimentación positiva incontrolado e irse a hacer puñetas, quién sabe si arrastrando a las demás células y a uno mismo con ellas. Leyendo el manual, pensé por un momento que aquella era la lectura que necesitaba, párrafos enteros rebosantes de mecanismos cuya fría previsibilidad se compensaba con el cálido arte de su ingeniería, con esa elegante forma en que se engarzaban desde los diminutos trasiegos osmóticos de iones y nutrientes a través de la membrana celular, hasta la propia y eminente consciencia. Si indagaba en las razones nanométricas de mi consciencia tal vez podría ser un poquito más inconsciente, olvidarme de mis olvidos inevitables, mostrarme incapaz de recordar mis renuncias, y así diluirlas como hechos poco dignos de la agradecida bioquímica o de la más que depurada biofísica. Y podría olvidarme de ti y de todos los sueños prohibidos.
10 de diciembre de 2008
El cambio de siglo
Turn of the Century, Yes
del album Going for the One
(Anderson,Howe,White)
Realizing a form out of stone
Set hands moving
Roan shaped his heart
through his working hands
Work to mold his passion into clay, like the sun
In his room his lady
she would dance and sing so completely
So be still he now cries
I have time oh let clay transform thee so
In the deep cold of night
winter calls he cries: Don't deny me
For his lady, deep her illness
Time has caught her
and will for all reasons take her
In the still light of dawn, she dies
Helpless hands soul revealing
Like leaves we touch we learn
We once knew the story
As winter calls he will starve
All but to see the stone be life
Now Roan, no more tears
Set to work his strength
So transformed him
realizing a form out of stone
His work so absorbed him
Could she hear him?
Could she see him?
All aglow was his room dazed in this light
He would touch her
he would hold her
Laughing as they danced
Highest colors touching others
Did her eyes at the turn of the century
tell me plainly
How we meet, how we'll love, oh let life so transform me
Like leaves we touched we danced
We once knew the story
As autumn called and we both
remembered all those many years ago
I'm sure we know
Was the sign of the day with a touch
As I kiss your fingers
We walk hands in the sun
Memories when we're young
Love lingers so
Was it sun through the haze
that made all your looks
as warm as moonlight?
As a pearl deep your eyes
tears have flown away
all the same light
Did her eyes at the turn of the century
tell me plainly
when we meet how we'll look
as we smile time will leave me clearly
Like leaves we touch, we see
We will know the story
As autumn calls we'll both remember
all those many years ago
9 de diciembre de 2008
Tus hojas
Me siento realmente mal. Pessoa, Soares en realidad, aunque en realidad fue Pessoa, escribe el Libro del desasosiego inventando su vida. Un gran genio, en verdad. Un genio hipócrita. Ahora puedo despotricar contra él, citarlo:
Mi visión de ti sería el lecho donde mi alma se adormeciera, niña enferma, para soñar otra vez con otro cielo. ¿Hablarías? Sí, pero que oírte fuera no oírte sino ver grandes puentes a la luz de la luna unir las dos orillas oscuras del río que va a dar al anciano mar donde las carabelas son nuestras para siempre.
y luego criticar su maldita puntuación, o esa especie de rebelión suya contra las formas, fundiendo nombres, adverbios y adjetivos sin respeto ni temor a la incomprensión. O su desorden pacato, o incluso esa banalidad que salpica sus textos geniales.
Yo aquí, hundiéndome lentamente en las angustiosas arenas movedizas del silencio y la soledad, apuntando como un idiota sus tres pasos para la vida (1º.- sentir los detalles nimios de esta vida como extraordinarios. 2º.- evitar el sufrimiento que el primer paso genera encarándolo de una de estas tres formas: a) analizando el dolor tan profundamente que el análisis y sus resultados acaben por acercarnos a él sin que duela; b) crear otro yo que soporte el dolor por nosotros; ó c) atender tanto al dolor que lo consideremos extremo y, como tal, motivo para el placer que todo exceso proporciona. 3º.- escribir sobre nuestro dolor para inmortalizarlo), y apuntándolos porque creo que tantos años míos no han podido desembocar en una situación tan pareja a la de ese individuo, Soares, todo el tiempo anotando en los libros de una aburrida oficina los sucesos monótonos, con la banda sonora de una Lisboa bulliciosa e inalcanzable. Yo aquí, creyendo a un genial embaucador…
Aún me salva el deber, mis hijos me salvan, ahora nada más puede evitar que me hunda en mí mismo, aunque las hojas húmedas, oxidadas, tus hojas rieguen las aceras sin consideración a mi dolor…
2 de diciembre de 2008
Sobre el desasosiego
"Un hálito de música o de sueño, algo que haga casi sentir, algo que haga no pensar".
Todo lo que nos aleja de nosotros nos reconcilia con nosotros mismos, con lo que realmente somos. Por eso, la música y los sueños, incluso el puro dormir sin sueños, son bálsamos para nuestras tribulaciones. Es cierto que a veces esta melodía o aquella pesadilla nos angustian y nos empujan al pozo de nuestros pesares, pero por lo común nos alegran, nos inventan una luz distinta, sin contraindicaciones, blanda y suave como el cumplimiento detenido de un deseo. La falaz y seductora oscuridad de las noches nos refleja obligándonos a mirarnos de frente; la liviana y estúpida luz del día nos entretiene en simulaciones y pérdidas de tiempo, sin conseguir convencernos de una sóla de sus naderías. ¿Cómo huir de la intrigante noche sin los sueños, sin el sueño? ¿Cómo huir del día cegador y previsible sin la música que nos enajena, que nos lleva a lugares sin espejos, que relaja nuestros músculos hasta el olvido de nosotros mismos? Tú has sido, eres una incomprensible melodía que me lleva más allá de la lucidez y de la costumbre...